Las dos damas estaban desconcertadas por la acción repentina de los dos hermanos. Alveena estaba a punto de quejarse cuando Andrés le metió una cuchara llena de ensalada de frutas en la boca, impidiéndole decir otra palabra.
Alveena lanzó una mirada furiosa a Andrés por su acción; sin embargo, no tuvo más opción que callarse y masticar las frutas que tenía en la boca.
Zhen-Zhen, por otro lado, le dio a Tristán una mirada inquisitiva. Tristán solo le sonrió tímidamente y le preguntó algo más para desviar su atención.
—Cariño, ¿viste a FaMo y Pam-Pam? ¿Deberíamos dejarles comer con nosotros? —preguntó Tristán.
Zhen-Zhen recorrió con la mirada en busca de FaMo y Pam-Pam, y luego señaló con el dedo a FaMo que ya se estaba sentando al lado de Tristán. Tenía los ojos pegados a la mesa donde se servía la comida.
FaMo ya estaba esperando que le dieran su comida. Pam-Pam también se acercó para unirse a ellos.
—Aquí están, cariño —dijo Zhen-Zhen con una sonrisa alegre en su rostro.