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—Estoy bien. ¿Y tú... hermano? —le dio Andrés una sonrisa tenue.
—Me siento genial y tan feliz todos los días —respondió Tristán con una sonrisa.
Sus ojos avellana brillaban de felicidad, Andrés podía verlo. Sabía la razón por la que se veía tan feliz: era por su esposa, Zhen-Zhen alias Lillie.
Andrés no pudo evitar sentir un poco de celos de su hermano. A pesar del dolor y la angustia por los que había pasado antes, Tristán había logrado liberarse del pasado. Ahora estaba disfrutando de la compañía de su esposa.
—Hermano, no te he dicho esto antes... pero espero que no sea demasiado tarde. Solo quiero decirte... lo siento —le dijo Andrés a Tristán.
Tristán le dio una mirada inquisitiva. No tenía idea de por qué Andrés de repente le estaba pidiendo disculpas ahora.
—¿Por qué? ¿De qué te arrepientes? —la confusión era evidente en sus ojos.