—Una profunda ceja fruncida apareció en el rostro de Tristán mientras le preguntaba:
— ¿Qué pasó con tu cara?
Zhen-Zhen se detuvo por un momento. «¡Caray...! ¡Lo vio! Miente, Zhen-Zhen... solo miente».
—Oh, había un mosquito en mi cara. Me picó y reaccioné abofeteándome para matarlo —dijo Zhen-Zhen como excusa.
Tristán entrecerró los ojos hacia ella cuando escuchó su excusa.
—¡Estás mintiendo! —respondió rápidamente Tristán. Él podía ver a través de sus mentiras.
Tristán supo de inmediato que ella estaba mintiendo. Nunca antes la había visto matar a ningún mosquito. Tomó nota de sus pequeñas acciones. Sabía que Zhen-Zhen no quería matar a ningún insecto, ni siquiera a un mosquito.
Todavía podía recordar cuando un mosquito había picado a Zhen-Zhen y él lo aplastó en su mano, matándolo. Zhen-Zhen le preguntó por qué había matado al pobre mosquito.