—Seduce a mi hermano... haz que se enamore de ti... para que yo pueda tener a Hannah —Matthew imitaba cómo Tristan había dicho esas palabras a Zhen-Zhen.
Tristan se quedó congelado en su sitio con la mandíbula colgando y una expresión de no pestañear. No podía articular palabra mientras procesaba la información en su mente.
Un segundo...
Dos segundos...
Tres segundos...
Cuatro segundos...
Cinco segundos...
Le tomó cinco segundos absorber todo y recuperar su habilidad para hablar.
—¡NO! ¡DE NINGUNA MANERA! ¡Esto no puede estar pasando! —exclamó Tristan con su voz de pánico y ansiedad mientras sacudía la cabeza.
—Ahora, ¡recuerdas! Tsk tsk tsk —dijo Matthew sarcásticamente desde el otro lado de la línea.
¡Pak!
Entonces de repente sintió algo que tocaba su frente.
—¡Ay! —gruñó Tristan mientras la enfermera Shruti le daba un golpecito en la frente. Ella le estaba dando a Tristan una mirada de advertencia.