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Tristán se sentía en el séptimo cielo. Zhen-Zhen estaba haciendo algo que nunca antes había hecho solo por él. No podía creer que esto estuviera sucediendo ahora mismo.
Observaba cada movimiento de ella con un deseo ardiente en sus ojos avellana. Estaba saboreando este momento. Zhen-Zhen ya había intentado hacerle una paja, pero no una mamada.
Zhen-Zhen sostenía su erección, moviendo su mano arriba y abajo, provocando que su cuerpo temblara levemente, una mano agarrando sus bolas. El líquido preseminal comenzó a salir de su abertura.
Ella abrió la boca de nuevo y sacó la lengua para lamerle. Su lengua jugueteaba con la punta de su endurecida hombría, dándole una sensación placentera.
Tristán solo podía agarrar la almohada bajo su cabeza mientras dejaba escapar un gemido suave. Su gemido se hizo más fuerte cuando ella giró su lengua alrededor de la punta mientras sus manos seguían frotando y masajeando su eje, arriba y abajo.
