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Después de la cena, el Abuelo Lu les dijo a sus dos nietos que se quedaran a dormir esa noche junto a Lillie y Hannah. Ya era tarde para regresar a casa a esa hora.
Isabelle y Lucas también los convencieron. Además, había muchas habitaciones vacías en la Mansión de la Familia Davis. Andrew y Tristán solo pudieron estar de acuerdo con la sugerencia.
—Dejaré que Hannah y Lillie usen algunas de mis prendas de cuando era más joven para que se cambien —les dijo Isabelle emocionada.
—Está bien, Mamá. Gracias —dijo Hannah con una leve sonrisa en su rostro.
Hannah cumplió su palabra ya que se comportaba de manera civilizada con Lillie frente a sus suegros.
Aunque no actuaban de forma amistosa entre ellas, a los suegros les alegró ver a ambas mujeres interactuando como si el conflicto en la Ciudad de Oceaniz nunca hubiera ocurrido.
Verlas así también trajo alivio a ambos hombres, Tristán y Andrew. Las dos parejas se dirigieron a la sala para pasar un rato viendo televisión.
