Su nuez de Adán se movía. —Entiendo —dijo con voz ronca mientras miraba fijamente sus ojos azul zafiro. Tomó un mechón de su cabello mojado y lo colocó detrás de su oreja. —Eres la mujer más valiente que he conocido y te admiro. —La besó en la frente y luego curvó su mano alrededor de su nuca para acercar su rostro a su cuello. Su madre Adriana también había enfrentado muchas dificultades. Siempre tenía que demostrar su valía. Pero Anastasia—sus torturas eran de un nivel incomprensible. —Maple es una mujer retorcida. A veces siento que no es una Fae. Es una anomalía sangrienta.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Anastasia mientras inhalaba su aroma. Eso la calmaba y estabilizaba el ritmo de su corazón.