Por la tarde, Bernice estaba sentada en el salón principal hablando con su madre sobre los eventos del día. Estaba enfadada por la forma en que Vrig y Noq la hicieron entrenar y también por cómo Kaizan la dejó y se llevó a Olivia. —¡No voy a ir a otra de esas sesiones de entrenamiento! —dijo con un semblante oscuro.
—Bernie, —suspiró Fucsia. Al principio, miró alrededor de la habitación y cuando vio que no había nadie salvo un solo sirviente que estaba encendiendo las velas en el candelabro, dijo, —Ven conmigo afuera al jardín.
—¿Por qué? —espetó Bernice. Hacía mucho frío y no tenía intención de salir. Estaba esperando que Olivia mostrara su rostro para poder desahogar su enojo con ella, pero la mujer estaba dentro de sus aposentos. Esperaba poder atrapar a Kaizan cuando él regresara de sus deberes, pero él tampoco había llegado. Se había levantado muy tarde después de su sesión de entrenamiento y había devorado comida. Ahora estaba sentada en el salón principal con su madre.