Cuando Kaizan no pudo soportarlo más, se levantó. Tenía que visitar a Olivia o se volvería loco. Solo la vería una vez y luego regresaría. Kaizan recogió su chaqueta que estaba tirada en el respaldo de su mesa y salió de su cámara. En el camino se encontró con Finn.
—Mi señor —Finn se inclinó ante él.
—¿A quién has enviado a entrenar con Olivia? —preguntó mientras pasaba junto a él.
—A Vrig y a Noq.