Sumergida en vapor y agua caliente con infusión de lavanda, Olivia recostó su cabeza al fondo y cerró los ojos. Imágenes de Kaizan besándola hacía un rato le relampagueaban la mente de vez en cuando. Un calor en espiral envolvía su cuerpo y ella gimió en el puro placer de deleitarse en ese beso primario. Era su primer beso y no sabía que el primer beso podría ser tan... abrasador.