Olivia quería echar un vistazo a su esposo, el hombre que se suponía que era un terror en los Valles Plateados, que era el segundo al mando del rey y al que todos temían en su manada. Había oído las historias de su crueldad a lo largo de las tierras. Había oído hablar de su feroz lealtad hacia el Rey Dmitri y el Príncipe Íleo y se había enterado de que había dedicado su vida a la Princesa Anastasia. Entonces, ¿qué quedaba de él? Intentó liberar su mano de la de él con fuerza. Su agarre se aflojó y su mano quedó libre sin lucha.