—¡Has estado conspirando con el reino demonio, Galahar, para tomar control de Vilinski desde hace mucho tiempo! —gruñó Anastasia—. ¿Cuántos años lleva corriendo esta conspiración, Etayalar Aramaer?
Con una maldición vulgar, Etaya se lanzó sobre Anastasia encolerizada como un toro herido. —¡Perra sangrienta! ¡No menciones el nombre de Galahar con tu lengua sucia!
Anastasia sacó sus dagas y las cruzó sobre su cabeza al encontrar la espada de Etaya con ellas. Empezó a retroceder para darse más tiempo. Aún quería hablar con Etaya y obtener toda la información.
Etaya era muy buena con su espada y considerando que era la hija reencarnada del primer rey demonio, Anastasia podía ver cuán hábilmente manejaba su espada. Hizo un barrido desde su pecho, pero Anastasia se inclinó hacia atrás. Otra vez Etaya se lanzó sobre ella con todas sus fuerzas tratando de alcanzar su garganta, pero Anastasia interceptó su espada nuevamente con sus dagas, en el aire.
Anastasia continuó: