—¡Ana! —escuchó la voz llena de pánico de Íleo y sintió que la sostenía antes de caer al suelo. Después de eso, se deslizó de nuevo en humo gris tenue, sintiéndose débil y cansada como el infierno.
—¿Qué le pasó? —oyó una voz femenina suave. Era reconfortante, justo como la de su madre. Quería abrir los ojos, pero se sentía tan exhausta que no pudo.
—Conseguimos las pinturas de Iona del Valle Plateado —oyó la profunda voz de violonchelo de su esposo.
—¿Y? —preguntó la mujer.
Un momento de silencio después, él dijo, "Ella tocó una de ellas y simplemente... se desmayó."
Durante un largo tiempo, un pesado silencio permaneció en el aire. Oyó el roce de la tela y luego, quizás, la mujer salió.
Se deslizó de nuevo en el tiempo, en humo gris y destellos plateados de estrellas. Esa era su visión. Maple la estaba azotando. Una voz melodiosa cantaba
—Azótala Maple
Azótala
Al otro mundo la enviaremos
Voy a verla sangrar
Y luego comer.