Lila echó un vistazo a Anastasia. Ella había glamourizado las gemas con su magia para engañar a la gente y hacerlas parecer reales. Nunca había pensado en sus sueños que Anastasia sería capaz de ver a través de su glamour. Y ahora se enfrentaba a la ira de Pierre, quien en ausencia de su hijo era el Alfa de su manada. Peor aún, era el abuelo de Íleo. Su posición como prometida de Íleo se desmoronaba más rápido que un castillo de arena—todo gracias a la perra feérica—. "Pierre, confía en mí, para mí parecían reales—señaló a Paiter y apretó los dientes—. "¡Él debe haber recurrido a la magia para poner glamour en las gemas! De lo contrario, ¡no habría manera de no diferenciar una original de una artificial!" Tenía que salir de esta situación y la mejor manera era hacer de Paiter el chivo expiatorio.