Cuando Íleo no respondió, Lila añadió muy dulcemente, tímidamente —He esperado tan impacientemente tu llegada durante el último año. Alzó la mano y la tela de seda se deslizó por su piel cremosa —.Mira, también me he tatuado tu nombre en la muñeca y en lugares que no puedo mostrar en público—. Se rió entre dientes. Una rubor pálido se extendió por sus mejillas.
Anastasia parpadeó mientras intentaba procesar lo que escuchaba o veía. Lila era la chica que estaba prometida a él en matrimonio por sus abuelos. La examinó y la encontró… pequeña y dulce. Puesto que Lila no sabía de su relación, su comportamiento hacia Íleo era esperado.
—Durante el último año, he estado esperando este momento, Íleo —dijo Lila con una voz melosa—. Y ahora que estás frente a mí, no sé cómo expresar mis sentimientos—. Lágrimas aparecieron en sus ojos y se pusieron rojizos. Una vez más su mirada viajó hacia Anastasia pero ella le dio una real ignorada.