—¿Cuánto tiempo llevas viviendo en este pueblo? —preguntó Íleo. Definitivamente, el hombre hablaba como si fuera un tesoro de información.
—Desde que era un niño, mi señor —dijo Casux con un cierto orgullo en su pecho.
Con eso, Íleo sacó la foto de su hermana de su bolsillo y la extendió frente a él. —He venido a buscarla —dijo con un tono serio mientras sus ojos estaban fijos en el rostro de Casux.
Curioso, Casux frunció el ceño y luego giró el retrato de la niña hacia él. Mientras lo estudiaba, preguntó:
—¿Es ella tu pariente? El parecido en las facciones era sorprendente.
—Sí —vino una respuesta estricta y calculada.
Casux observó la pintura durante mucho tiempo. —No la recuerdo. ¿Puedes compartir más detalles sobre ella?