—No preocupada por su nuevo dolor —Anastasia lanzó su daga hacia su pecho y torció sus manos en el aire. La daga siguió su comando y giró dentro del pecho de Maple. Más sangre brotó y ella cayó al suelo retorciéndose y gritando de dolor.
—Anastasia la miró con los puños apretados. Arrastrando sus alas en el suelo, se acercó a ella y dijo con voz amenazante:
—¿Qué clase de hada crees que soy ahora? —Ordenó que su daga volviera a su mano. Se dirigió a Íleo mientras la miraba y dijo:
—Quiero que viva, porque ahora voy a atarla en un calabozo y azotarla. Pero no dejaré que muera pronto porque ¡voy a hacer que sea muy lento y muy doloroso!