```
Anastasia se inclinó hacia adelante y se sostuvo con las manos en sus brazos. Mientras se movía hacia arriba y hacia abajo, sus pezones rozaron su boca y él los lamió. —¡Mierda! —exclamó, sabiendo que no duraría mucho. Sus piernas comenzaron a temblar, su cuerpo se convulsionó y con un rugido terminó en ella para el asombro de todo Lore. Ella lo siguió, gimiendo su nombre.
Sus pechos subían y bajaban con respiraciones entrecortadas cuando logró mirarlo. Completamente extenuado y luciendo un aspecto de haber tenido sexo, guapo como el infierno, su cabello estaba pegado a su frente y a su nuca. Se desplomó sobre su esposo. Él la rodeó con sus brazos y dijo:
—No quiero salir.
Ella besó su piel enrojecida en el pecho y dijo suavemente: