Una vez que se deshicieron del cambiaformas no invitado, Erlos recordó por qué vino al encuentro de su maestro en primer lugar. Estaba allí para informarle sobre algo.
—Señor, Melion espera para tener una audiencia con usted en su estudio —dijo Erlos.
Ya que Draven ya sabía de qué se trataba, su mirada se volvió grave.
—Así que finalmente comenzó —murmuró para sí.
Simplemente asintiendo en respuesta, Draven desapareció de su cámara y reapareció dentro de su estudio donde lo esperaba una pequeña persona alada en túnicas puramente blancas. Era un joven de cabello rubio sucio con alas iridiscentes en su espalda, de un tamaño delicado lo suficientemente pequeño como para caber en la palma de una persona.
—Melion —saludó al llegar Draven.
Al llegar Draven, el hada se inclinó ante él antes de transformarse a un tamaño similar al de un humano adulto.
—Su sirviente saluda al Rey Draven, el gobernante de Agartha —dijo Melion con una voz suave, casi musical.