Lejos, en una de las montañas, una figura alta se levantó de la cama de nieve y batió sus alas para deshacerse de esa nieve sobre ellas. Miró en dirección del lejano palacio y sonrió con malicia.
—Pueden simplemente deshacerse de mí, pero no pueden librarse de mí. Esperen al día en que convierta a un humano en su debilidad y luego usarlo en su contra. Ese mismo humano cuya existencia incluso odian será su perdición algún día.
El par de alas grandes, fuertes y anchas se desplegó en su máxima expresión y el hombre tomó su forma bestia- el águila divina y voló lejos de allí.
Voló sobre esas cadenas montañosas y vastas tierras que estaban densas de numerosos árboles altos, haciendo que parecieran como terciopelo verde desde arriba en el cielo. Cuando llegó por encima de Ronan, sonrió con malicia.
—Nos vemos pronto humano —y voló hacia el territorio de su clan.
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