Justo cuando volvían a la cámara principal, los tres escucharon que alguien tocaba a la puerta, y Yula entró en la habitación con una sonrisa preocupada. Después de escuchar que Ember estaba despierta de parte de los otros sirvientes, se apresuró a terminar lo que estaba haciendo para verla y revisar su cuerpo. Se sentía inquieta por Ember; después de todo, era la primera vez que un delicado humano se convertía en compañera de una bestia divina. Para Ember, no era una bestia divina cualquiera sino un Dragón.
—¿Cómo te sientes, señorita? —preguntó Yula.
—Me siento mejor ahora —respondió Ember mientras caminaba lentamente hacia la cama.
Aunque ya no necesitaba el apoyo de sus sirvientes para caminar, Yula podía ver su lucha. Su débil cuerpo humano debe estar teniendo dificultades.
—Señorita, he preparado algunas hierbas para ti que te ayudarán a recuperar tu fuerza y no sentirás esta debilidad.
—Gracias, Yula —replicó Ember mientras continuaba dando sus pasos lentos.