—¡Gracias por salvarme! —Eva soltó a Diana que estaba en sus brazos y caminó hacia el otro lado de la habitación mientras se frotaba el cuello intentando no toser pero al final tosió y sintió el líquido oscuro saliendo de su boca y cayendo sobre sus manos.
Sus ojos se estrecharon pero en lugar de preocuparse por ello, se rió.
—¡Ja! ¡Interesante! —sacudió la cabeza cuando Diana sintió que la mujer estaba realmente loca. Ella dio un paso atrás. Antes, aún tenía la oportunidad, pero ahora no tenía a dónde ir. Con ese pensamiento, tomó una respiración profunda y dio el paso hacia adelante,
—¿Hablaba de Hazel? —preguntó Eva, finalmente apartando la vista de sus manos cuando Diana asintió.
—Sí, ella es la que me quitó a Rafael y lo hechizó hasta el punto de que olvidó a su amante y matrimonio —su voz se llenó de odio y deseo de matar cuando los ojos de Eva destellaron de alegría.