```
El aroma... Eso fue lo que Diana había conseguido de aquellas sucias brujas y estaba contenta de haberlo hecho.
Le estaba ayudando a mantener a Rafael más cerca de ella. Él había olvidado completamente a Hazel hasta el punto de que había dejado de ir a su dormitorio y se estaba acercando más a ella.
Ella rodeó su cuello con los brazos mientras sus manos jugaban con su cabello cuando él se inclinó hacia el hueco de su cuello y la olió de nuevo como si su olor le diera paz.
—Rafael —ella susurró con una voz suave—, estaba pensando, ¿por qué no pasamos la noche juntos en mi cámara? No me gusta cuando trabajas toda la noche. También deberías darte un respiro —su voz era suave, seductora, como si alguien le arañara el pecho creando un extraño picor cuando él se encontraba perdido en su tacto y su voz.
—Sería una buena idea —se encontró respondiendo antes de poder pensar con claridad cuando ella sonrió.