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—¿Quién lo empieza? —preguntó Hazel con los ojos entrecerrados en el hombre que se reía entre dientes.
—¿Has pensado que el amor del señor por un humano cambiaría el mundo en un lugar mejor? —el hombre se burló de ella con una risa—. Él tenía la sangre de miles de brujas en sus manos. Nadie le perdonará por eso —advirtió cuando Hazel se burló.
—¿Y tú crees que esas brujas eran inocentes? ¿No estaban tratando de matar a una de ellas para obtener más poderes o para deshacerse de una más fuerte? —el hombre negó con la cabeza y se encogió de hombros.
—Esa es la regla del mundo. Tienes que ser muy fuerte para sobrevivir. No culpo a ambos bandos, pero ha dejado un hueco que no se ha llenado en dos décadas. La guerra está destinada a suceder y las brujas ya han comenzado a prepararse para ella —sonrió como si el pensamiento lo dejara tranquilo.
—¿También estás en contra de los vampiros? —Ella podía ver lo relajado que estaba al hablar de guerra como si fuera a disfrutarla.