—¿Sabe que ella es una bruja? —Rafael miró al jefe del consejo, al hombre que trabajaba bajo sus órdenes como si fuera un tonto.
—¿Te elegí por error, Michael? Ella es mi esposa —como si la línea fuera suficiente explicación. Michael solo pudo inclinar la cabeza y asentir.
Pero por alguna razón, Hazel se sintió mejor cuando escuchó eso. No necesitaba ir a esa sala de registros para conocer la verdad.
Tenía plena fe en Rafael. Él la miró con una sonrisa en su rostro y una ceja levantada, pero no le preguntó nada.
—Entonces, la mina se ha derrumbado pero todavía hay algunas brujas que tenían una gran cantidad de berilio que podría quemar todo el imperio —él dijo, captando la atención de ambos cuando Michael asintió con la cabeza rápidamente.
—También podría ser un humano que sobornó a algunos guardias y entró —Hazel interrumpió pero él negó con la cabeza.