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—Por favor —fue tan difícil que no podía detenerse por mucho tiempo. Iba a morir con la urgencia y el dolor cuando ella volvió a sonreír con suficiencia.
—Dime por qué te vas y quién quemó el edificio sinceramente y te daré lo que quieres —ella preguntó de vuelta con una sonrisa burlona en su rostro que le decía al mundo que ella tenía el control aquí cuando él gimió fuertemente.
Era un tormento tan maldito y solo Anne tenía ese poder sobre él para controlarlo de manera tan brutal.
Si hubiera sido cualquier otra mujer, la habría forzado y habría tenido su camino con él sin importarle su voluntad y emoción ya que ella fue la primera en invitarlo y encender el fuego en él.
Esperó a que ella cediera porque sabía que ella también estaba muy excitada, pero sus ojos estaban llenos de terquedad que le prometían que no se rendiría.
Dio un profundo suspiro mientras se alejaba de ella y se tumbó a su lado con una erección.
