Los caballeros se sorprendieron ante su extraña petición. Esta no era cualquier chica, sino la favorita de su majestad. Pero quien lo pedía era un miembro del consejo.
Ambos tenían inmensos poderes mientras que los caballeros eran solo... Miraron a ambos con preocupación y vacilación.
—Está bien. No tengo ningún problema con ello —para su sorpresa, Anne accedió sin siquiera una petición de su parte. ¿Qué podría ser mejor?
Inclinaron sus cabezas y dieron un paso atrás aliviados de poder regresar a su habitación.
Declan miró fijamente a Anne. Esperaba que ella se retractara, pero ella le devolvía la mirada con igual intensidad.
—¡Vamos! —sostenía las llaves en sus manos y le hizo una señal cuando ella lo siguió.
Se sorprendió una vez más cuando ella cerró la puerta y la aseguró en cuanto entraron.
—Oh... No sabía que estabas de humor —dijo él con una risa hueca cuando los ojos de ella se hicieron más fríos.