—¡Ja! Eso es pura ilusión tuya. No he pensado en ti —dijo ella fríamente mientras apartaba la mirada.
El odio, la ira y las emociones acumuladas en su corazón también lo perseguían a él. Moría por obtener de nuevo esa mirada llena de amor de ella.
Pero por ahora, estaba agradecido de que aún estuviera enojada con él, que pensara en él y que las emociones que tenía en su rostro fueran el único hilo al que podía aferrarse.
—Si no piensas en mí. Entonces, ¿por qué te importa tanto si te toco mientras bailamos? —él tocó su espalda con la punta de sus dedos, moviéndolos en un círculo de manera sensual y seductora.
Una sensación electrizante la estremeció, pero no lo dejó traslucir en su rostro mientras lo miraba fríamente.
Pero aunque ella intentaba ocultarlo desesperadamente, él podía sentir el leve temblor de su piel y cómo su cuerpo se tensaba cuando él la tocaba.
Una sonrisa burlona y el deseo de saber hasta dónde podía llegar antes de que ella lo golpeara.