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—¿Por qué te negaste a ir con ellos? —preguntó Leo al ver que Evan volvía a dejar a Renée en la cama.
Observó que necesitaban hacer un columpio o una cuna para que ella pudiera dormir cómodamente.
—¿Hmm? ¿Querías regresar? —preguntó ella con el rostro inexpresivo, como si no sintiera nada al respecto.
—¡No es eso! Estábamos a punto de partir hoy pero te negaste en el último momento. Al menos dame una razón para hacerlo —la miró intensamente, su rostro tranquilo con un atisbo de molestia.
Estaba al borde. ¿Acaso pensaba que él era un demonio de algún tipo que quería esconderlo?
O ¿acaso pensaba... no! Se tomó la cabeza. No quería pensar, pero sabía cuál era la razón.
O iba a volverse loco.
—Quiero quedarme aquí en paz por más tiempo y... —lo miró con algo de hesitación mientras su corazón se aceleraba. Sentía que su corazón iba a estallar hasta que ella completara su frase.
—¿Y qué... Evangeline!