Anne podía sentir la tensión en su rostro y eso la alertó aún más. Dio un paso atrás cuando sintió que la chica inclinaba su cabeza y le pasaba una sonrisa escalofriante.
Pero antes de que pudiera hacer algo Declan se puso delante de ella protegiéndola mientras miraba fijamente a los ojos de la mujer advirtiéndola.
—Vaya, ¿mira esa protección? Te comportas como si fuera el malo aquí que le haría daño a la dama —se rió mientras sacudía la cabeza—. Nos veremos después cuando tengas tiempo para continuar el asunto. Hasta entonces... —guiñó un ojo y sonrió con malicia al irse de allí.
—¿Quién era ella? —preguntó Anne mientras miraba a Declan, que todavía estaba mirando el espacio por donde la mujer se había ido.
—Una mala señal —cerró los ojos. Su cuerpo seguía tan tenso como una estatua mientras ella lo miraba esperando que dijera algo más, pero él no lo hizo.
Él solo tomó un profundo respiro y lentamente su cuerpo comenzó a relajarse de nuevo.