En el callejón oscuro de la capital donde el día empezaba tras la puesta del sol, un grupo de hombres y mujeres estaban sentados alrededor del fuego que ardía a pesar de los fríos vientos que cortaban los huesos.
Todos llevaban capas en la cabeza mientras esperaban la llegada de su maestro.
—¡Sigue viva! Maldita sea, no solo está viva, sino que va a tomar el trono como se esperaba. ¿Deberíamos cambiar nuestra estrategia para sobrevivir ahora? —preguntó uno de ellos cuando un anciano llegó y tomó el asiento del jefe.
En lugar de sentirse mejor, se veían ansiosos como si estuvieran preocupados por su seguridad, su futuro.
—Pero ella sabía que las brujas no estaban de su lado. Incluso si Luhan fue a convencerla, Lilian lo estropeó y una vez que Celina no nos apoyó, ¿vamos a perder nuestra posición aunque él sea un marqués ahora? —dijo otro con voz desanimada, creando desesperación en los rostros de los demás.
