—¿Cabello oscuro y ojos marrones? —ella estaba más que sorprendida pero hasta donde podía recordar la cara de su madre en esta vida o en la anterior, solo la recordaba con cabello plateado y ojos plateados.
—Sí, sé que es difícil de creer pero tu madre no era bruja por nacimiento. —Él se lo aclaró, las dudas que ella intentaba sostener porque no quería ver la verdad, más bien, tenía miedo de ella.
—Pero era una mujer ambiciosa. Cuando era joven, las brujas tenían los mismos derechos en la sociedad. Podían vivir libremente y deambular por las calles al igual que los humanos. —él sujetó su cabello y lo colocó detrás de sus orejas.
Su comportamiento había cambiado tan repentinamente que ella no podía comprenderlo.
Hace solo unos minutos estaban luchando la batalla de la vida y la muerte y él no dejaba pasar ninguna oportunidad para matarla enviándole más y más demonios.