—¡Anne! —Hazel frunció el ceño cuando vio a su hermana sola en los bosques oscuros. Estaba segura de que Anne no había participado en la cacería—. ¡Espera! ¿Estás aquí por mí? —preguntó con certeza y luego sacudió la cabeza.
—No deberías haber tomado tanto riesgo. Estoy bien. De todas maneras volveré pronto —dijo ella con una cálida sonrisa en su rostro. Parecía más feliz de que Anne la siguiera aunque sabía que podría ir en contra de las reglas.
Pero cuando se acercó más a su hermana, notó que Anne no hablaba y su rostro parecía más pálido.
—¿Pasó algo? ¿Por qué te ves tan pálida! —preguntó Hazel, finalmente encontrando la mancha en su ropa.
Habría pensado que pertenecía a algún animal que había cazado en su camino si no hubiera parecido asustada.
Finalmente Anne devolvió la mirada a su hermana que se veía preocupada por ella. ¡Sí! Era una bruja oscura. Era la más fuerte de todas. No podía ser asesinada tan fácilmente.