El carruaje se detuvo pero la puerta no se abrió. Hazel corrió las cortinas de la ventana y vio el oscuro mundo donde ninguna luz caía sobre los niños.
—Este es el callejón oscuro, muchos también le llaman mercado negro —Hazel podía ver muchas cosas extrañas vendiéndose allí desde lejos.
—¿Esa es la casa de subastas, verdad? —preguntó Hazel mirando hacia atrás a Celina, quien asintió con los ojos apagados.
—Quiero que arruines este lugar hoy. De esa forma ganarías la confianza de todos —Hazel levantó una ceja y una sonrisa se deslizó en sus labios.
—¿Crees que eso sucederá? Entonces te he sobreestimado —Luego se giró para mirar a Luhan, quien la había estado observando intensamente desde el principio—. ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Para probar si caigo en la tentación o no?
Él se encogió de hombros pero no rechazó la afirmación.