—Sí, hoy le daremos una lección. Él es quien apoya a los vampiros que solo nos tratan como sus esclavos —justo cuando Anne y Hazel decidieron volver más tarde, escucharon las voces de dos brujas que estaban en la parte trasera de la pequeña casa.
—James nunca ha podido mantenerse alejado de los problemas. ¿Deberíamos ayudarlo? —Anne miró a los hombres y observó sus poderes. Eran brujos promedio con el poder del fuego.
Si atacan, la casa se quemará y se convertirá en cenizas en unas pocas horas.
—Nah, déjalo sufrir un rato ya que no fue capaz de reconocerme —Hazel tenía una mirada de aburrimiento en su rostro. Si James hubiera podido sufrir a causa de las brujas enfadadas, entonces no habría sobrevivido tanto tiempo.
Ella estaba segura de que él lo manejaría bien. —Pero nos vamos a quedar aquí y disfrutar del espectáculo. Si lo pide, tal vez te deje ayudarlo —Hazel caminó y se sentó en el pequeño banco de espera en el jardín donde sus clientes usualmente lo esperan.