—¿Por qué hay tantos consejeros? ¿No habías arreglado ya para que dos consejeros vinieran y nos apoyaran? —Estella habló entre dientes mientras miraba fijamente a Vicente.
La había llevado a una trampa y ahora estaba atrapada. Él le había dicho que mataría a Hazel y culparía a su esposo.
De esa manera se desharía de todos los espinos de una vez y podría disfrutar del poder único de la emperatriz hasta que él pudiera ser el emperador y aún entonces, ella tendría más poder como su aliada.
Su esposo era un mujeriego que nunca había dejado de mirar a otras mujeres. Ya tenía dos hijos ilegítimos en el palacio y solo Dios sabía cuántos habría en el imperio.
Se sentía nauseabunda cuando él todavía la tocaba después de haber estado con tantas otras mujeres que fue tentada por su oferta.
Incluso si él no le diera más poder, ella estaba conforme con su posición actual y solo quería deshacerse de su esposo sinvergüenza ¡y de esa chica!