La botella del veneno que ella sostenía hace un momento estaba en manos de la criada, y esta la miraba con una mirada sugerente.
Él había dejado espías sobre ella como había pensado.
—Hazel tomó la botella de la criada y avanzó sin expresar ninguna emoción. Mientras caminaba hacia el comedor, notó que toda la familia estaba allí.
Desde el momento en que llegó aquí, nunca los había visto comiendo juntos.
Una mueca se formó en el rostro de su hermanastra y su segundo hermano a quien había encerrado en la prisión de su imperio.
—¿Qué hace ella aquí? —sus ojos instantáneamente se clavaron en Vicente, la única persona que tenía una cálida sonrisa en su rostro pero sus ojos estaban llenos de malicia.
—¿Vamos a compartir nuestra comida con la esposa de un monstruo, madre? —su hermana frunció el ceño mientras miraba a Hazel con odio y asco cuando Hazel arqueó una ceja.