—¿Veneno...? —Su sonrisa creció cuando sintió miedo en sus ojos. Una cierta locura llenaba su rostro como si disfrutara de sus súplicas. Como si él fuera el Dios que podía controlar su destino y ahora ella no fuera nada más que su títere que haría cualquier cosa que él quisiera.
Podía ver la arrogancia y la locura bailando en sus ojos que la asustaban. Había perdido la cordura o nunca estuvo allí en primer lugar.
—Sí, pero no te preocupes, no morirás. Vas a pasar mucho tiempo conmigo. Cuidaré bien de ti —sintió todo el alimento que había comido subir de nuevo a su garganta y el deseo de vomitar sobre él cuando él la llamaba de una manera posesiva, pero ella solo asintió.
¡Iba a envenenarla! ¿Podría usar esto en su contra y enviarlo a prisión?