Y lo más importante, ¿quién era ella? Hazel no pudo evitar darle otra mirada. La chica tenía hermosos ojos rojos y cabello dorado. Tenía una piel clara y sin manchas que podía hacer que cualquiera la envidiara. Su figura estaba acentuada por aquel vestido negro que se adhería perfectamente a su cuerpo. Era tan sexy y a la vez modesto que nadie podía apartar los ojos de ella. Era tan hermosa que incluso Hazel tenía dificultades para apartar la vista, pero sus inquietantes ojos decían que también era una vampiro de pura sangre y no una aliada. Sus ojos afilados le recordaban el enojo que siempre estaba presente en los ojos de Escarlata.