—Saldríamos cuando termináramos de comernos el uno al otro —dijo.
—... —Vicente miró a Hazel, quien estaba tan sorprendida como él y frunció el ceño. ¿Por qué estaba tan sorprendida? Solo significaba que no tenían ese tipo de relación y que él solo le estaba mintiendo.
Sin embargo, se sintió como un insulto.
—Puedes irte ahora, Vicente. ¿O estás esperando a que te demos un espectáculo? Lo haría, pero ya sabes, Hazel es una mujer tímida —Él la sujetó de la cintura y acercó su cara a su pecho, lo cual ella hizo gustosa para ocultarse. No quería enfrentarse al mundo, quería cavar un hoyo y esconderse en él.
—Muy bien... Entonces me iré, mi señor —El sonido de la puerta cerrándose fue tan fuerte que ella sintió que la puerta se rompería.
—¿Has terminado con tu drama? —Ella levantó la cabeza y lanzó una mirada furiosa al hombre que todavía tenía esa expresión arrogante en su rostro.