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—¡Ja! Morirían antes que vuestro maestro.
—... —se dieron cuenta de que habían hablado más de la cuenta y cerraron sus bocas al instante. Le dieron un pequeño empujón pero después lo dejaron ir.
Sus ojos pensativos le decían que conocían el plan. Debía contarle el plan a Hazel en caso de que vaya a sufrir por él o... La imagen de la chica de la noche anterior cruzó por sus ojos. ¡Esa bruja!
Fue empujado fuera de la puerta pero en lugar de ser llevado con Hazel y Rafael, lo llevaron a los establos.
—Usaste un carruaje ayer sin el permiso de la familia real. Si hubiera sido otro sirviente, habría sido castigado severamente cortándole las manos, pero dado que perteneces al señor, tienes que trabajar en los establos por un día como tu castigo. —apretó los dientes al darse cuenta de por qué los caballeros no se preocupaban al contarle sus planes.