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—¡Más que eso, ambos se aman mucho, así que ella nunca te miraría como una mujer mira a un hombre! Si hubiera sido alguien más, los habría golpeado. Pero ella era demasiado fuerte para él.
Se volvió para mirarla cuando sintió que sus ojos eran feroces.
—Cometerías un error si te interpusieras entre ellos —ella amenazó, pero él solo levantó una ceja.
—¡Hablas como si fueras su ángel guardián! —él se burló, pero la chica asintió con la cabeza al instante. Su rostro tenía una extraña inquietud que hacía latir su corazón más fuerte y el miedo se arrastraba.
—¡Ángeles guardianes! Había algunas brujas que habían jurado lealtad a los humanos y firmado un pacto de sangre para protegerlos toda su vida hasta que murieran una muerte natural. Pero eso terminó cuando las brujas sintieron que eran utilizadas.
