Hazel podía ver que el hombre miraba la comida con tantas emociones en sus ojos como si no fueran dulces, sino una invitación a la guerra.
Sus ojos perforaban el precio y los scones. Por otro lado, los niños disfrutaban de su comida con alegría y sonrisas.
Ella podía ver lo felices que estaban y se sentía mejor. El palacio se estaba asfixiando. Y todavía no había encontrado una manera de lidiar con Vicente. Se dio cuenta de que depender del poder de Rafael para tratar con Escarlata era más fácil en su palacio que en el de ella.
—Luciano, deberías darte prisa. Tenemos que ver otras partes del festival también antes de volver al palacio —aunque no quería volver allí, debería haber llegado a tiempo y permanecer delante de los invitados en lugar de estar sola cuando se aprovechaban de ella o... Un oscuro rayo de luz pasó por sus ojos y se tornó malicioso antes de volver a la normalidad.