—Oh, ¿así que estoy asustado, hermana? ¿Cómo puedes hacerle esto a un hermano que te ha salvado de la muerte? ¿No deberías estar un poco más agradecida conmigo? —Él sostuvo su barbilla y la miró fijamente con una sonrisa burlona como si se estuviera mofando de su fuerza.
Sus ojos sintieron la misma sensación eufórica cuando ella lo miró fijamente. Sus ojos que ardían con odio y enojo eran dignos de verse. Sentía como si hubiera encontrado el mejor juguete por el cual había estado buscando durante siglos.
—¡Suéltame! —ella agarró sus manos y estaba a punto de alejarlas cuando él apretó aún más el agarre en sus mejillas.
—Sabes qué, puedes decirle todo lo que quieras. De hecho, deberías añadir que has sido atormentada física y mentalmente. ¿Pero conoces su impacto, cierto? —sus ojos centellearon de alegría mientras soltaba su barbilla para detener sus esfuerzos y luego se paseó por la habitación como si pensara mucho mientras tenía esa misma sonrisa burlona en su rostro.
