—¡Suspiro! ¿De verdad no quieres ayudar? ¡Qué mal, entonces no me queda otra opción! —Como un hombre abandonado por su familia, él dio un profundo suspiro que confundió aún más a Hazel pero, pronto, sus ojos se abrieron de par en par cuando, al siguiente segundo, disparó a todos los caballeros que estaban allí.
—¡Bang
—¡Bang
—¡Bang. El sonido de las balas fue lo único que se pudo escuchar durante unos segundos hasta que todos los caballeros cayeron al suelo.
—¡No! Espera, no los mates a todos —pero ya era demasiado tarde. Antes de que Hazel pudiera pedirle que se detuviera, él ya había acabado con todos ellos.
Hazel miró con horror la cantidad de cuerpos muertos. Debía haber más de una docena, pero todos ellos están... Ella comprobó el pulso pero, como había pensado, ninguno de ellos estaba vivo.