Hazel podía sentir la intensidad de su mirada oscura y profunda, pero de la manera en que su corazón palpitaba cuando estaba con Rafael no sucedía.
Sería mentira si dijera que no tiene miedo por su futuro pero...
—¡No! No necesito tiempo para pensar, mi respuesta es no —reuniendo todas sus fuerzas, dio un paso atrás.
Por alguna razón se sentía terrible, como si estuviera traicionando a Rafael. Aunque sabía que no compartían una relación íntima, todavía sentía que lo estaba engañando.
—No sé qué te haya dicho Rafael y no quería saberlo. Soy su esposa y tú eres mi cuñado. Así que, no cruces la línea o no seré tan indulgente la próxima vez —sus ojos severos estaban tan fríos que Damien sentiría la temperatura bajar hasta el punto de congelación.
Sus ojos estaban tan vacíos como si estuvieran muertos cuando lo miró. Era completamente opuesto a su habitual mirada brillante y molesta que estaba llena de vida.
