—¡Escuché lo que dijiste sobre Rafael allí! —Hazel se detuvo por un segundo ya que sus fríos ojos se quebraron, pero comenzó a caminar de nuevo como si no hubiera oído nada.
—¿Y qué tiene que ver contigo? ¿Vas a decirle a Rafael lo mucho que me gusta su cuerpo? —se burló mientras continuaba caminando.
Después de practicar durante todo el día, estaba embarrada, sucia, tenía muchos cortes y rasguños pequeños y olía mal.
Estaba hecha un desastre y lo único que quería era sumergirse en agua caliente y lavar su cuerpo a fondo.
—¡No! Solo estoy decepcionada de que hayas adornado los cuerpos de ambos e incluso los hayas comparado. Pero te olvidaste de mí.
—¿Acaso no soy guapo y sexy en tus ojos? —Antes de que Hazel pudiera ignorarlo y dar otro paso hacia adelante, él saltó frente a ella como de la nada.
Como si hubiera volado hasta allí y no caminado detrás de ella.
Pensándolo bien, ella no había escuchado pasos ni sentido su presencia todo este tiempo.