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—Necesito tu ayuda para la próxima rebelión —Hazel se atragantó con su propia saliva y se cubrió la boca mientras tosía.
—¡Ay, creo que he bebido demasiado. ¡Ahora me estoy imaginando palabras! —o ¿acaso estaba tan desconsolada que de repente se hizo ilusiones?
Juraría que lo escuchó pedir su ayuda. ¡Qué broma!
—Lo has escuchado bien. ¡He pedido tu ayuda! —con una mirada franca en su rostro, repitió sus palabras captando toda su atención.
—Debe haber algún error. Nunca me he entrenado como soldado o caballero. No sé manejar una espada.
Nunca he usado ninguna otra arma tampoco —ella aseguró ya que no entendía por qué de repente la había elegido.
—Solo mira mi pequeña figura, no creo que sería capaz de apoyarte. No es que no quiera... Sería un honor. Pero no soy lo suficientemente fuerte y valiosa —mirando cómo sus ojos se estrechaban en su rostro, trató de explicarse lo mejor posible con una mirada de adulación en su cara.