—¿Por qué hay tanta gente en el palacio? —Con el corazón contento, Hazel volvió del campo de entrenamiento solo para ver a más de una docena de personas subiendo las escaleras hacia el tercer piso, que estaba diseñado exclusivamente para Rafael.
Todo el piso que podría tener veinte habitaciones grandes estaba diseñado como una oficina para él. Desde el día en que había tomado su cámara, él también dormía allí.
Pensándolo bien, aún no lo había visto en tantos días. ¿Debería aprovechar la oportunidad y seguir a la multitud para ver qué estaba pasando?
¿No la insultaría él delante de tanta gente, verdad? Era necesario que captara su atención de vez en cuando para que no se olvidara de su seguridad.
¿O debería quedarse en la oscuridad y dejar que él se olvidara de ella para que otros hicieran lo mismo y nadie prestara atención a ella permitiéndole vivir tranquilamente?
