—¡Hazel! ¡Hazel! —Hazel podía sentir que alguien la estaba sacudiendo mientras su cuerpo yacía inconsciente y la voz estaba llena de preocupación, pero por más que lo intentaba, sus ojos no se abrían.
Sintió un fuerte dolor en la frente, como si todas las venas de su frente hubieran sido separadas. El dolor era soportable. Pero más que eso, sentía una extraña pérdida y dolor como si hubiera perdido al único que la amaba verdaderamente.
—¡Hazel, sal de tu sueño! —el grito fuerte la sacudió y sus ojos se abrieron de golpe cuando también sintió un dolor físico.
Sus manos alcanzaron sus mejillas instintivamente ya que ardían y luego miró fijamente al vampiro que la había abofeteado. Pero para su sorpresa, él no estaba ni enojado ni avergonzado sino aliviado.
—¡Oh, gracias a Dios que estás bien! —podía ver que él estaba genuinamente preocupado por ella y contento de que ella estuviera sentada frente a él, pero ¿cómo?